Monday, January 02, 2006

Cuánto desearia dejarte desear

Sóَlo préstame un momento, para hacer de él toda una eternidad de recuerdos

Siempre estoy deseando y hasta me da risa de mi misma, jeeeee, supongo que la vida sin risa no puede tener el menor sentido de relevancia, porque al fin y al cabo no se puede mediar la esencia, sin tener el contexto completo de los sentimientos…

En fin que... dejando a un lado las risas y el llanto extenso, siempre prolongándose a los mejores momentos de la vida, es en este preciso momento en que te necesito decir basta…. Si lo que los demás digan da igual, si es que entienden o no lo duro que es quererlo, no importan ¿que más da?, si el que me habría de importar eres tú, y sólo puedo pensar en él, antes de dormir y justo al momento de amanecer, mi alma se la has entregado al recuerdo, tanto así que en vano viene el tener presente, en vano viene.

¿No lo escuchas? Eso es lógico pues te llame en susurros, porque cuando te gritó mi alma, se equivocó de idioma, y no encontró respuestas en tus ojos, por eso es que lo traduje a lágrimas, porque aún la verdad no entiendo; como de seguro no ha de entender mi alma, que las cosas deberían ser tal cual son, porque por más llanto y por más dolor que haya, los susurros no se convertirán en gritos que entienda esta vez tu alma.

Es tan difícil vivir sabiendo, que también tú vives aquí, y que ni así puedo recurrir a mirarte y de vez en cuando sentir que se alivia la llaga que por dentro sangra. Si mi alma no pide más, que de vez en cuando sentir tus lágrimas, debería entenderte y no ser intransigente con mis sentimientos inexorables, cuánto no desearía quedarme dormida en tus brazos y despertar cuando el sol me diga que hoy no me preguntaré que haces, porque lo haces conmigo. Cuánto no daría por entregarme a esos ojos, y que cuando me beses se me pierda el tiempo, entre el desear tocar tus labios y desear al mismo tiempo no dejar nunca de verlos así, cerca de los míos, casi a punto de rozarlos y devolverles por ratos la vida, que algún día se extinguió de tanto atrajo.

¿No me escuchas tú? Y eso es lo que más me preocupa, ¿ya viste como te desbastó un sentimiento y no quieres aún dejarlo ir? Tal vez el día que él camine por los rumbos de tu indiferencia, sólo ese día el corazón se sentirá desahogado, aunque se haya desvestido del mejor lujo que le tocó en la vida. Cuánto te quisiera dejar ir, a que camines con ella por los rumbos del destino que han de plasmar juntos, cuánto desearía dejarte de desear.

Alba Calderón