Tuesday, April 28, 2009

De la influenza y otras enfermedades en Nuevo León

Sonó la primera alarma para Nuevo León, ese sábado 25 de Abril, en el que por la noche, se confirmó la muerte de una paciente víctima de Influenza Porcina, la influenza ya andaba rondando, pero la comunidad regia es una de esas muy típicas en el país a las que mucho les cuesta saber que podría ser conveniente cambiar la rutina y acatar la contingencia antes de que el problema se agrave demasiado lejos, además de que los mandatarios públicos nada ayudaban a esa labor.

Si la actitud de los ciudadanos no cambió mucho menos la de las autoridades, ese sábado el Secretario de Salud Gilberto Montiel Amoroso, seguía siendo el mismo que desde años atrás ignora el grito de apoyo plural de Instituciones de Salud ciudadanas, esas que se han encargado de los problemas más serios como el de adicciones, violencia familiar, incremento de enfermedades gastrointestinales, cancerígenas y el SIDA, así como las de salud mental, todos ellos ya conocían la actitud de éste funcionario estatal que ese sábado se negó a contestar llamadas o informar a la ciudadanía cuanto antes, si en el estado existía la necesidad de declarar una alerta... Y es que "tenía que esperar" a que el gobernador Natividad González Paras, se pusiera su máscara de persona preocupada para medio informar a la población sobre la epidemia que para entonces ya tenía una víctima en el estado y cobrara la vida de 150 víctimas así como acechaba a miles de enfermos, eso en tan sólo unas horas de estar en el D.F. mientras que en Monterrey a pesar de su presencia no provocó que los masivos, los juegos de fin de semana, y todos los restaurancitos y demás changarros de comida siguieran también como si nada, y es que tal vez para la fecha no mucho había cambiado.

Para el martes Monterrey lucía mucho más preocupado, por lo menos por parte de la ciudadanía misma que ya “rumuraba” la existencia de varios contagios del virus de influenza, y esperanzados en algo en qué creer ante la ausencia de experiencia y capacidad de las autoridades, ingenuos se acercaban a los candidatos y gobiernos avariciosos, que por un voto en el próximo proceso electoral “nos cuidaban” con “tapabocas” en vez de una buena vez cancelar sus eventos de propaganda y se ponerse a invertir en vacunas y mejores hospitales.
Ese martes se pudo oler el miedo en la gente, la inconsciencia de muchos, la histeria de otros tantos y por supuesto, la miseria de un gobierno que no cambia, tal vez porque nuestra naturaleza sea la de no cambiar por lo menos sin que cada pasito nos cueste mucho trabajo, mucho dolor en el entendimiento y a veces también muchísimas bajas que son de esas que se van para no volver jamás.

Amanece en miércoles y con 19 posibles contagios a cuestas en Nuevo León así como miles en la nación, el Secretario de Salud José Ángel Cordova, se pavonea para anunciar que están controlando la sepa AH1N1, y que la posible muerte hasta entonces de 150 personas tal vez ya no acabaría en algo mucho más grave. Los infectólogos muestran sus dudas y sus posibles teorías, que marcan desenlaces tan variables como el de la fe que cada quien le tenga a su suerte y en Monterrey hasta el momento a nadie le gustaría cambiar la suya, los candidatos del PRI y el PAN "siguen trabajando", pidiéndole votos a la gente y regalándoles unos trapitos de esperanza inútiles, ya que los tapabocas recomendados son los profesionales de filtro, y a pesar de que no garantizan evitar el contagio de la sepa se convierten en el instrumento de lucro de Abel, Rodrigo y Larrazabal, así como todos los demás gobiernos municipales que vierten sus eventos masivos y atención en ellos, adentro de cada casa de Monterrey las cosas parecen tornarse lentas, los niños juegan, los padres ven la tele, los noticieros carcomen cada segundo con palabras, publicidad y mucha información, que no por eso parece cambiar el panorama, el mundo seguirá girando con unos menos o con otros más.

La tempestad se mueve y parece mutar de caras, como si jugará con la capacidad de los líderes y manipuladores de esta sociedad, ya no se llama medio ambiente, ya no se llama narcos, polis, o raterías, ahora se transformó en influenza y sopla en la cara de Monterrey, tanto como sopló el viento en medio de un triste cielo gris, lleno de polvo, basura e incertidumbre… la política se mueve más lento que la influenza pero no por eso deja de bailar con ella, se convierten en aliadas mortales por el momento. Mientras los tapabocas cubren cada aliento de la comunidad, la gente prefiere no mirar la basura en las calles, la avaricia de los políticos, las decisiones impuestas por algunos y por supuesto: “la miseria y la forma en que se acaba la vida en el mundo”.

99 meses según las cuentas del príncipe inglés Carlos, es lo que le falta a la tierra para vomitar… y yo que aún volteo aborchonada a ver el cielo pienso que su pronóstico no se acerca ni tantito al tal vez, y es que mientras tengamos tantos adeptos a la miseria que se transforma en inconsciencia social, a la falta de calidad humana que permite que cada vez más indigentes anden tirados en las calles ardientes, así como tanta inconsciencia ambiental, el pornóstico del mundo no puede ser muy alentador para la mayoría, epidemias vendrán con nuevos rostros y nuevas amenazas brutales, pero ninguna se asemejará a la que hace tanto tiempo nos acecha y promete la aniquilación humana por tantas decisiones que se toman mal y que no a muchos no les interesa cambiar, tal vez tendrá que encontrar el rostro adecuado para captar mejor su atención.