Tuesday, September 12, 2006

Realidad...

Realidad...

¡Vaya que sí te quiero! me susurraba la dicha engañosa tras un beso tuyo. Vaya que quisiera retomar los momentos gratos, en los que las densas tempestades de las lágrimas, se ahuyentaban tras las mareas de tus delicias.

Pero la realidad que es bien terca, siempre al cabo termina dando su machetazo en la espalda, y me recuerda “acércate despacio, pero pronto” y ahí voy, encaminada con aún bailes confusos y reflujos de una situación que no me cayó nada bien, la de entregarme anoche a tus brazos y olvidarme un momento, de un todo.

Allá voy, pero no sé si quiero ir, y como siempre, al fin y al cabo me arrastrará si es preciso con todas las fuerzas, no obstante le implore, que quiero la ficción y que no quiero volver a ella. Siempre lo ha hecho así, resguardándome a no sé qué, ni en dónde, pero sin duda a un merecedor futuro. Y heme aquí ingrata, gritándole que no la entiendo, qué no sé por qué me pasan las cosas, que quisiera vivir de nueva cuenta en silencio y que no quiero escuchar qué es lo que se debe hacer, porque ya estoy bien entrenada en ese juicio.

A veces me hago la sorda, y finjo de paso tampoco observarle, pero sabe que sí la estoy viendo, lagrimear de vez en cuando por mi inexorable irracionalidad.
Veo también cuando le pide al entendimiento, que se ponga a hacer su trabajo, cuando le dice a la tristeza que sea justa, y que no se aproveche de tener el mayor tajo; veo cómo camina empecinada hacia la vereda tan empinada de mis pensamientos, y que le empujan a patadas tormentosas, los clichés de felicidad y armonía que había comprado hace tanto.

¿Sabe que sí le estoy viendo? Y me sorprende que se conforme con tan poco, yo en su lugar ya me hubiera muerto, o dejado caer entre un buen precipicio, pero no, ahí se queda, como no pidiendo nada a cambio, ni que se le escuche, ni que se le abrace, tan sólo se conforma con que finja que no le vea, cuando sabe que hasta grabó en sangre todo.

Ayer, le dije con voz de antaño, sí te veo, sí te veo ¿me dejarás dormir un rato? Y como siempre sabia y sigilosa me dijo, duerme pero no te despertaré, despertarás tú en letargo…
Esta vez me hago la que duermo, mientras sé que me está arrullando un rato.

¡Tengo que levantarme!