Thursday, September 14, 2006

Luciérganas... ah no...Luciérnagas

Sé que me encantan pero aún me confundo y les digo luciérganas, en vez de luciérnagas… ¿Será que me faltan ganas? Sí, me gusta como bailan con su luz propia, y de chica (y también de grande me hace falta reconocer) las envidio, pero las respeto y también respeto ese alboroto con el que alardean al volar, por cierto…

…Dónde anda ese alboroto y esas ganas que tenía de tanto, supongo que se quedaron guardados, como tantas cosas que no es que no tenga yo en cuenta, sino que en cuenta las tengo y aún así las dejo perder. En fin, ya vendrán mejores, porque por algo se deja lo que deja y se obtienen cosas nuevas.

De uno en uno, de paso en paso… lo que más me gusta de estas efímeras palabras, es que después de leerlas, no me parecen mías.

Hace mucho que no veo luciérnagas, me quedaré a esperarles en un buen lugar.

5 comments:

Àngello said...

las ganas y los alborotos, aveces se tienen que guardar para darle paso a otras cosas, pero no se deven de guardar mucho tiempo, se marchitan, despues te cobran las deudas y despues se convierten en una pregunta que siempre rondara: ¿ y si hubiera echo esto?, en serio que esas pregunta cala muy hondo.

Caifán said...

ALguna vez, durante un viaje que hice por Veracruz, vi cientos de luciérnagas, ¿o luciérganas? en un parque, el cual está repleto de árboles. Es un espectáculo muy bello. De rponto las ves, de pronto ya no las ves.

Nos vemos...

La maldita said...

Yo no las agarro aunque hay gente que sí, la verdad no me atraen de una forma especial pero en general son espectaculares.

* said...

yo tampoco he visto una en mucho tiempo, ahora que recuerdo... gracias por contagiarme tu nostalgia de extrañarlas, deja me postro en la ventana a veeeer si veo una pasar, cosa que dudo...

saluditos!

La maldita said...

Hablando de bichos... el miércoles pasado estaba de pie y sentí como si me hubieran aventado una piedra a la pierna izquierda, en la corva como diría la gente mayor. Me sorprendí, agaché la mirada y vi un escarabajo que me quería comer la parte de atrás de la rodilla. Le dije que me soltara y lo dejé ir.